viernes, 11 de junio de 2010

El cambio.

Hoy no tengo mucho que contar... en realidad, es que no tengo el día muy bueno; no tengo la inspiración sufuciente. Sin embargo, tenía intención de plasmar algo aquí en una nueva entrada. Por ello escribiré sobre "el cambio." Lo que otros llaman "la calderilla", "la vuelta", "las monedillas"... Me gusta mirarlo.

Así, un día descubres que tienes una moneda "rara" que no habías visto nunca, te sorprente y la conservas porque resulta curiosa. Por ejemplo, últimamente me he encontrado varias monedas de 2 Euros un tanto especiales. Si puedo, al final de estas líneas adjuntaré una imagen, aunque no prometo nada (aún no sé utilizar bien este entorno de usuario de blog).

A día de hoy, tengo una pequeña colección de monedas de Euro que me gusta ojear de vez en cuando, ver lo bonitas que quedan todas ordenadas y pensar que me han llegado algunas monedas desde Finlandia o desde Grecia... ¡Los confines de la Eurozona! (desde el punto de vista de España, por supuesto). Aunque para pensar en los "viajes del dinero" (líquido) ya está Eurobilltracker. Quizá otro día dedique un artículo a Eurobilltracker; de momento, voy a intentar poner las fotos de esas monedas "raras" que me he encontrado en la vuelta del pan o similar.







miércoles, 9 de junio de 2010

Tacto.


Ya que he dedicado un texto a cada uno de los sentidos, me siento obligado a completar la serie; aunque el tacto es un sentido al que normalmente no presto mucha atención.

La verdad es que, en general, los seres humanos no presentamos mucha atención a ese sentido ¿No? Por ejemplo: ¿En este momento estás prestando atención a lo que siente el dedo gordo de tu pie izquierdo? Probablemente no. Parece que a este sentido sólo le hacemos caso cuando "protesta" ---> Es decir: cuando tenemos calor, cuando tenemos frío, cuando nos duele algo etc. aunque también sucede cuando sentimos placer: cuando alguien nos da un masaje, cuando sentimos el calorcillo al fuego de una hoguera (o el fresquito de una bebida refrescante cuando hace calor).

La verdad es que poco puedo destacar en el ámbito personal sobre el tacto, ya que seguramente mis gustos coincidirán con el del 90% del de los mortales. Por eso me ha salido un artículo bastante corto (ya dije que es para "cumplir" y terminar la serie de los sentidos, que no falte el tacto). Prometo contar más cosas en la siguiente entrada.

sábado, 5 de junio de 2010

Olores.

Más a cerca de los sentidos; en esta ocasión: el sentido del olfato.

La verdad es que en cuanto al olfato, poco tengo que decir, pues creo que mucha gente coincide en la preferencia de los olores y encontrar a alguien con "los mismos gustos" en cuanto a olor se refiere, no es muy difícil. Quizá sea porque el ser humano no tiene éste sentido tan desarrollado como otros animales (?)

En cualquier caso, lo que quiero decir es que casi sobra mencionar que me en cuanto a olores, mis favoritos son: la miel, una comida casera rica (¡cualquiera de mis platos favoritos! ... léase el artículo anterior), flores, frutas, etc, etc. Y entre los olores que aborrezco: el olor a orina, los olores de diversas excreciones corporales, y en general: muchos olores fuertes.

Por lo tanto, hablaré de lo que considero excepciones. Es decir: olores que personalmente me gustan y que a la gente no le suele gustar, y vice versa. Aquí va un pequeño listado no exhaustivo:

Ajo: confieso que me gusta el olor a ajo. Al igual que el olor a puerros o casi cualquier otra aliacea. Confieso que casi siempre cocino con ajo, con cebolla o con algún tipo de planta que desprenda su alicina. Además, recuerdo que a mi madre no le gusta nada el ajo... y dejó de comprarlo los últimos años que pasé viviendo en casa de mis padres. Echaba muchísimo de menos el ajo... Pero eso es otra historia. (Quizá por ello, cuando me fui a vivir solo, siempre tenía ajo en casa).

Café: ¡AY! ¡El olor a café! ¡Cómo me gusta! Al igual que el olor de muchas otras infusiones, me resulta muy placentero. Sin embargo, lo incluyo en las "excepciones" porque el sabor a café No me gusta. Es curioso, pero puede que tenga que ver con que el café que se vende en España está demasiado tostado, casi "quemado" (véase más abajo "Quemado"). Esta suposición se ve reforzada por el hecho de que cuando visité Portugal, el café sí me gustaba (o garoto e o galão português... ) Y ahí tuestan menos el café.

Incienso: No me gusta este olor. Me resulta demasiado fuerte; y sin embargo, hay mucha gente a la que le resulta placentero.

Quemado: No me gusta el olor a quemado. Sin embargo, a algunos miembros de mi familia, sí les gusta. (por ejemplo: mi hermana se quema las tostadas, en lugar de tostarlas.) Eso sí: el olor a tostado ligero, sí me gusta.

Queso: aborrezco el olor a quesos fuertes. Especialmente el del queso azul. En realidad, creo que deriva de que el queso es un alimento que no me gusta mucho (excepto los quesos "suaves", que sí me gustan).

Mmm... Ahora no se me ocurre ninguno más. Pero como estos artículos se pueden modificar tras ser publicados, si me acuerdo de algún otro olor en particular, lo comentaré aquí.

¿Le sugiere alguna idea? entonces anímese a escribir un comentario :-)